PREFACIO
21 de abril de 2015.
Los tres nos levantamos
temprano esa mañana, y nerviosos. Si estábamos en lo cierto, ese día
cerraríamos uno de los casos más mediáticos y complejos a los que los tres nos
habíamos enfrentado. Si estábamos equivocados, nosotros seríamos los
desenmascarados en cuanto la médium más famosa de los últimos años nos tuviese
ante ella…
Nuestra investigación sobre
Anne Germain había comenzado cinco años antes. Exactamente el 10 de agosto de
2010. Justo cuando la famosa médium británica hizo su aparición en las
pantallas de Tele5, alcanzando cotas de audiencia sorprendentes con su programa
Más allá de la vida. Casi un millón y
medio de españoles, hasta un 20,4 por ciento de cuota de pantalla, se había
desvelado aquella noche de martes, asistiendo asombrados a los mensajes que los
espíritus trasmitían, a través de aquella mujer de aspecto bonachón y hermosos
ojos azules, a reputadas personalidades de la literatura, el espectáculo y la
crónica social, de cuya honestidad no teníamos por qué dudar.
Carmen Martínez-Bordiú (nieta
del general Francisco Franco), Ramona Maneiro (quien fue pareja de Ramón
Sampedro), Jorge Cadaval (componente del dúo Los Morancos) y el afamado
escritor Antonio Gala fueron, entre otros, los primeros españoles en recibir
mensajes de sus familiares fallecidos a través de Anne Germain. Y cientos de
miles de televidentes albergamos la esperanza, esa noche, de que la muerte no
era el final. Y de que tal vez existía alguna posibilidad, por remota que
fuese, de volver a contactar con ese hijo, padre, amigo o persona amada, que
había salido de nuestras vidas al morir…
Inevitablemente, y como ocurre
siempre que un supuesto médium, curandero, vidente o paragnosta alcanza los
titulares de la prensa nacional, amigos, vecinos y familiares acuden a nosotros
con la misma pregunta: «Pero ¿esto es real?». Y para poder responder a dicho
enigma de forma empírica, objetiva y responsable solo existe un camino:
investigar.
Cuando Anne Germain apareció en
España, antes ya había triunfado en Portugal con un programa similar, varios investigadores,
entre ellos mis compañeros Juan José Sánchez-Oro, David Cuevas y yo mismo, nos
propusimos averiguar si las capacidades mediúmnicas de Anne Germain eran genuinas
o un elaborado fraude. Y además demostrarlo. Pero en el mundo del misterio una
cosa es lo que creemos, otra lo que sabemos y otra, la más difícil, lo que
podemos demostrar…
En los años sucesivos reunimos
muchísima documentación sobre la vida familiar y laboral de la famosa médium.
Uno de mis compañeros, Juan José Sánchez-Oro, llegó a colarse, mezclado entre
el público del programa, en el plató de Telecinco, certificando, a través de
una grabación oculta, que el programa era editado y que lo que ocurría en el
plató no era exactamente lo que después veían los televidentes. Al menos no
todo.
Entrevistamos a clientes de
Anne Germain, rastreamos sus sociedades en Portugal e Inglaterra, consultamos a
otros magos e ilusionistas… incluso nos reunimos con un miembro del equipo de Más allá de la vida que nos facilitó
copia de las escaletas del programa, el sustancioso contrato que Anne Germain
había firmado con Telecinco, y los dosieres con información personal sobre los
invitados que la supuesta médium recibía antes de cada programa. Pero no era
bastante. Queríamos más.
Necesitábamos, antes de cerrar
el caso, y como hemos hecho en cientos de investigaciones similares, poder
poner a prueba personalmente las presuntas capacidades paranormales del sujeto
de estudio. Y por eso, aquella tarde de primavera de 2015 estábamos nerviosos.
Le mentimos.
Nos habíamos acreditado como
cámara y reporteros de una conocida revista especializada para obtener una
reunión privada con la médium más famosa del momento.
Anne Germain nos había
convocado en un céntrico hotel madrileño. A pesar del escándalo que había
estallado tras la filtración a la prensa de los dosieres que recibía sobre los
invitados al programa, Anne Germain continuaba celebrando multitudinarias
conferencias en España y pasando consulta, a un precio nada módico, a miles de
personas desesperadas por recibir un mensaje de un ser amado ya fallecido. Y si
al vernos, las capacidades extrasensoriales de la médium la alertaban de que
precisamente nosotros tres éramos los responsables de los dos primeros medios
que denunciaron sus irregularidades, lo más probable es que nos echasen a
patadas del hotel. Pero si no era así, tendríamos la oportunidad de testar, por
nosotros mismos, sus facultades mediúmnicas… Sin excusas ni intermediarios.
Cara a cara.
Todavía albergábamos, en lo más
profundo de nuestros corazones, la esperanza de que estuviésemos equivocados.
De que todas las incoherencias, contradicciones e irregularidades que habíamos
descubierto en nuestra investigación, tuviesen algún tipo de explicación.
Nosotros, en el fondo, también queríamos creer. Deseábamos, yo al menos, que
Anne Germain pudiese ofrecerme alguna prueba de que la muerte no es el final.
De que la vida continúa. Y de que es posible volver a comunicarse con los seres
amados.
Durante los últimos años, quien
esto escribe ha tenido la oportunidad de conocer personalmente, e investigar
directamente, a personajes como Carlos Castaneda, Uri Geller, Luiz Antonio
Gasparetto, Andres Ballesteros o Ricardo Schiariti, entre otros cientos de
supuestos médiums, brujos, dotados o paragnostas, y en casi todos los casos el
resultado ha sido en mismo: fraudes o malinterpretaciones.
Yo, como millones de personas
en todo el planeta, también quería creer. Ahora le tocaba a ella, mirándome a
los ojos, ofrecerme algo a lo que agarrarme para mantener esa esperanza, donde
los demás habían fracasado.
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