MANUEL CARBALLAL: "Exagerar los casos contribuye a afianzar los delirios de personas frágiles psicológicamente"
Acudir a lo sobrenatural por parte de
los acusados de distintos crímenes –al margen de su veracidad o no–, ¿es un
recurso para intentar ser exonerados aludiendo a una suerte de “trastorno
mental”?

Internet es campo abonado para hipótesis
de todo tipo. ¿Aclaras en el libro algún caso sobre el que circulen verdaderas
majaderías?
La
inmensa mayoría. En mi opinión abundan quienes frivolizan el mundo de las
anomalías limitándose a buscar emociones, lucro o popularidad. Y por tanto no
intentan resolver los casos. Yo incluyo casos OVNI, paranormales, Poltergeist,
etc, investigados por mí, y que una vez resueltos nos permiten sacar
conclusiones sobre como viven los testigos lo que creen una experiencia
paranormal, y como repercute en sus vidas… o en sus muertes. Porque para eso
vale investigar, para sacar conclusiones. Los casos inexplicados, como bien
dice Lorenzo Fernández son los más inusuales, por eso los llamamos paranormales
y no normales. Pero Internet ha favorecido que se perpetúen falsos misterios
resueltos hace tiempo.
Llevas décadas estudiando los
temas relacionados con la videncia y los fraudes asociados en ella. Pese a lo
que podamos creer, no siempre son personas con nivel cultural bajo quienes son
engañados por algunos de ellos. Desde tu experiencia, ¿cuáles son los motivos
que llevan a individuos formados a dejarse seducir por este tipo de
experiencias?
Empresarios, científicos, deportistas de élite, políticos… incluso los
Jefes de Estado más poderosos como Ronald Reagan, Francois Mitterrand, etc, han
sido adictos a videntes, y nadie salvo un pedante pseudoescéptico los
consideraría personas ignorantes. Los
falsos videntes, como las sectas dirigen sus argumentos al corazón, y no a la
cabeza, porque es el órgano que está más cerca de la billetera (en el bolsillo
de la chaqueta). Y las personas influyentes, famosas y admiradas suelen ser muy
supersticiosas, porque tienen mucho que perder. Por eso una titulación
académica o una cuenta millonaria no garantizan que no puedas ser víctima de un
falso vidente. Un desengaño amoroso, un familiar con una enfermedad incurable,
una racha de mala suerte… cualquiera puede caer.
Supongo que conocerás también a
videntes que realmente poseen habilidades que parecen sobrehumanas. ¿Existe
algún caso que te haya sorprendido especialmente por los resultados obtenidos?
He conocido presuntos psíquicos que me han hecho dudar. Pero si asumimos
que la Percepción Extra Sensorial es una capacidad paranormal, es inadmisible
que alguien posea esos poderes en horario de oficina, a cambio de una
remuneración económica. No, no he conocido a ningún profesional de la
adivinación que pudiese demostrar una habilidad paranormal a diario en su
consulta, pero aún así, cuando no estafan, puede ser útiles al cliente… Esta
es, en mi opinión, el enfoque correcto. La función social o terapéutica del
mántico es similar a la de psicólogo o el confesor. Compartir tus problemas
siempre alivia, pero si un psicólogo o un sacerdote te estafa es más fácil
denunciarle que a un vidente.
¿De qué forma podemos
sensibilizar a la sociedad para distinguir el grano de la paja y que no se deje
engañar por el ocultismo, que, incluso, ha llegado a conducir a la muerte a
algunas de sus víctimas?
Vivimos la era de la postverdad.
Y si somos conscientes de las mentiras, la corrupción y el engaño que prima en
la política, la banca o el deporte, imagina en algo tan etéreo como el
misterio. El futbol es un deporte, pero ante todo es un negocio millonario. El
misterio también se ha convertido en un negocio, antes acaparado por las
editoriales, videntes y emisoras, y ahora expandido a canales de Youtube,
podcast, webs, donde se publican, como si fuesen reales, conjeturas, basadas en
hipótesis, amparadas en especulaciones, salpicadas de delirios. Y lo peor es
que a estos nuevos “ciber-divulgadores” no les importa como esas es falsedades
pueden influir a personas sugestionables. Algún día serán imputados como
cómplices o inspiradores de casos como los que relato.
¿Deberíamos reflexionar sobre
el contenido y la repercusión de nuestros reportajes, artículos, programas,
etc. y hacer autocrítica los periodistas y divulgadores de estas cuestiones?
Yo no soy nadie para dar consejos, pero creo que cualquier investigador que
hubiese hablado, como yo, con las madres, hijas o esposas de suicidas o
críminales esotéricos, que leían revistas en las que yo escribía, o escuchaban
programas en los que yo participaba, entendería mi desesperado llamamiento a la
responsabilidad. Cuando lanzas una información desconoces a quien llega y como
la va a interpretar. Y a veces entrar en el juego de exagerar los casos,
especular con un origen sobrenatural para los fenómenos, o lanzar contenidos
mesiánicos en tu discurso, solo por tener un titular más sensacional,
contribuye a afianzar el delirio de personas frágiles psicológicamente. El caso
de las hermanas Cronfel y su obsesión con J. J. Benítez, hasta llegar al
desenlace más terrible y dramático imaginable, son un ejemplo brutalmente
elocuente.

Creo que nadie ha combatido más que yo, en España, esa corriente pseudoescéptica
conocida como ciencinazis, que abogan
por erradicar todo contenido sobre misterio de la cultura, pero sin haber
aportado nada a su esclarecimiento. Son el otro extremo de los creyentes. Ambos
se creen poseedores de la verdad. Para unos todo es sobrenatural y para otros
todo es fraude. Y como ya tienen las respuestas no se molestan en investigar
nada, porque la investigación implica tiempo y dinero. Por eso, unos y otros,
no aportan nada más que afirmaciones dogmáticas y estériles. Son la cara y cruz
de la misma moneda. Creamos o no en lo sobrenatural el misterio ha formado
parte de la cultura, del arte, de la literatura, etc, desde el principio de los
tiempos. Y desde entonces existieron buscadores sinceros, y pícaros que se
erigieron representantes de los dioses. Todos queremos creer… pero no que nos
engañen.
Más información en: www.lospeligrosdelocultismo.blogspot.com
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